El masaje es diferente de cualquier otro tipo de terapia debido a que el masajista tiene que realizar una considerable fuerza física. De este grado de fuerza depende directamente el éxito del tratamiento y su eficacia.
El masajista debe trabajar duro y no temer ni a la fatiga ni al dolor, y debe esforzarse constantemente para mejorar la técnica, evaluando en todo momento sus experiencias de práctica clínica con el fin de modificar o crear nuevos métodos para alcanzar niveles más altos de desarrollo de la técnica.
El masajista debe trabajar duro y no temer ni a la fatiga ni al dolor, y debe esforzarse constantemente para mejorar la técnica, evaluando en todo momento sus experiencias de práctica clínica con el fin de modificar o crear nuevos métodos para alcanzar niveles más altos de desarrollo de la técnica.